Cada 21 de agosto se conmemora el Día Nacional del Ladrillero Artesanal, efeméride instituida a partir de la Ley N°27.299 y en homenaje a Oscar Robledo, productor artesanal de ladrillos no vidente de la provincia de Corrientes.
La cultura es transversal a todo, y son los ladrilleros los encargados de fabricar esos pedacitos de sueños para los que anhelan una casa propia. Son también un ejemplo de asociativismo y de conciencia colectiva a la hora de comprender que poniendo cada uno un ladrillo, podremos construir una sociedad mejor.
El origen de esta actividad productiva además de milenario (ya en el año 10.000 A.C se producía ladrillos en el antiguo Egipto) es el estandarte de la mano de obra popular. Detrás de cada casa, cada barrio o edificio, subyace el esfuerzo y la sapiencia de los trabajadores que trabajan el barro a base de barro, fuego y sudor.
Con el correr del tiempo, los modos de elaboración han ido evolucionando, y hoy existen diversas técnicas para la obtención del ladrillo, aunque la más empleada sigue siendo la de cocción del adobe, una metodología que se transmite como fiel herencia cultural de generación en generación.
En Misiones, a los ladrilleros artesanales se los conoce como “oleros”, y a sus unidades productivas, “olerías”. En diferentes puntos de la provincia, los oleros siguen siendo parte del paisaje y emblema de la cultura del trabajo. Actualmente, se estima que la actividad es desarrollada por unas 160.000 personas, concentradas mayormente en la región del NEA.
Un mural conmemorativo
El muro exterior de la Estación Transformadora Máximo Paz, propiedad de Energía de Misiones y ubicada en Av. Marconi y Av. Trincheras, lucirá a partir de la semana que viene un mural conmemorativo realizado por la Facultad de Artes de la ciudad de Oberá