Este sábado a las 18:30 horas se inaugura en el Museo Juan Yaparí la muestra “Kurundu: tras la huella de San La Muerte”, del artista santero Aquiles Coppini, con curaduría de César Iván Bondar y Ramón Gabriel Aguirre.
La muestra “Kurundu: tras la huella de San La Muerte” no es sólo una exposición de tallas en hueso y palo santo (argentino y peruano) de diferentes estilos y tamaños. Es, al menos dos cosas más: un espacio que será consagrado al santo deificado por la tradición popular y es una de las formas de devolver a la comunidad el trabajo de muchos años, realizado por el antropólogo e investigador del CONICET César Iván Bondar, con asistencia de Ramón Gabriel Aguirre.
La serie de piezas y montajes se exhibirá hasta el 4 de noviembre en la planta alta del Museo Provincial de Bellas Artes Juan Yaparí, sito en calle Sarmiento casi Colón de Posadas.
Quien es quien
César Iván Bondar es doctor en Antropología Social (con Posdoctorado), magister en Semiótica Discursiva, especialista en Didáctica y Currículum, licenciado en Antropología Social, profesor en Educación. Doctor Honoris Causa por el Claustro Doctoral Honoris Causa A.C. Homines Dum Docent Discunt. Se desempeña como investigador del CONICET desarrollando sus estudios sobre Antropología de la Muerte, el Morir y los Muertos, religiosidades, demonología, brujería y hechicería en el Nordeste Argentino, Sur del Paraguay y Sur del Brasil.
Ramón Gabriel Aguirre es investigador inicial de la Secretaría de Investigación y Posgrado de la Secretaría de Investigación de la FHyCS de la UNaM, y estudiante del Programa de Posgrado en Antropología Social. Está especializado en Educación y Muerte, y aborda cómo estos tópicos están presentes en las organizaciones escolares, en la enseñanza, en los currículums.
Por su parte, el tallador y santero
Aquiles Coppini es oriundo de la provincia de Corrientes. Ha dedicado su vida adulta al trabajo en torno al culto a San La Muerte, y es reconocido internacionalmente en el arte de la talla y consagración de la imaginería del San La Muerte en diversos materiales.
Una muestra consagrada
Esta muestra se enmarca dentro del proyecto de Extensión “Ciclo de Conferencias Muerte y Sociedad” de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales de la UNaM. Asimismo el ciclo prevé la realización de variadas conferencias.
Busca reivindicar y poner en valor el arte sacro popular y su relevancia a nivel regional. Asimismo, difundir y dar a conocer la labor del santero como productor de arte sacro y la preponderancia de estas prácticas, creencias, emociones y saberes en la gran región guaranítica. La muestra conjuga, de forma ética y estética; imaginería, jaculatorias y vigencia de los devotos en la relación sagrada con San La Muerte.
Una micro muestra referente al tema se realizó en el año 2013 en la Facultad de Humanidades, en el marco del ciclo Antroposemiótica de la Muerte. La propuesta actual se viene perfilando hace más de año y medio, “aunque la temática la vengo trabajando hace más de 15 años”, cuenta Bondar.
Y agrega que “la gran pregunta que nos hacemos los antropólogos es qué hacer con todo lo que, como investigadores, pedimos prestado a la gente. Le pedimos prestada su vida, sus creencias. De ese espíritu surge esta muestra, como una forma de devolver a la comunidad sus saberes”.
Bondar y Aguirre tienen una relación de vieja data con el maestro santero, quien hizo las tallas en forma exclusiva para la muestra, y permitirá que su obra recorra otros espacios. La muestra no es solo la exposición de piezas talladas en hueso. Es también la consagración de la talla como objeto sagrado: han sido talladas en determinada luna y con determinada actitud. Por ello, además de lo artístico, las piezas tienen un valor sacro. Esta es entonces una muestra consagrada.
Como datos extra, vale decir que “en otras muestras que hizo Coppini, han participado los devotos del santo”. Una muestra similar a esta se encuentra actualmente en El Museo del Barro de Asunción, curada por Ticio Escobar.
Sobre San La Muerte
Esta es una de esas “santificaciones populares, como las hay otras referidas a ánimas, difuntos o gauchillos. Por supuesto que no están en el martirologio romano del catolicismo. Tampoco tiene que ver con prácticas antiéticas ni de moralidades ambiguas. Es el santo de los justos, de lo justo, el que todo lo puede (…) Lo tienen escondido, como guardado, porque el San La Muerte es de la línea de santos que se conocen como ‘sansones‘, que no tienen que ser muy vistos, muy tocados. Si se lo mira se lo puede descargar. También se debe estar atento a qué pensamientos tener ante un santo consagrado”, explica el antropólogo.
San La Muerte tiene su origen en las Misiones Jesuíticas Guaraníes de la Paraquaria, la Gran Provincia Jesuítica del Paraguay. Nace de la mestización de parte de la cosmogonía y escatología de lo guaraní y lo católico. Consolidándose con más fuerza en las postrimerías del siglo XVIII. “Eso está etnográficamente probado. Su imagen y devoción sintetizan varios cultos y formas de relacionamiento con lo sagrado”.