Las tardes del sábado en Santa Ana y del domingo en San Ignacio se poblaron este fin de semana de los sonidos de la América Prehispánica que trajo la OIANT. La gira misionera de la Orquesta de Instrumentos Autóctonos y Nuevas Tecnologías culmina hoy con una visita a la comunidad Ka’aguy Poty y un intercambio virtuoso de saberes y vivencias con integrantes del pueblo mbyá guaraní.
Emoción y mucha información cargada de sentido fueron los ejes de las dos presentaciones de la Orquesta de Instrumentos Autóctonos y Nuevas Tecnologías (OIANT), perteneciente a la Universidad Nacional de Tres de Febrero (UNTREF).
El sábado la cita fue a sala llena en el Teatro de la Selva (ubicado en el Parque Temático de la Cruz) y el domingo en la plaza de armas de la reducción jesuítica de San Ignacio Mini. Esta última fue transmitida en vivo por la pantalla de Canal 12 y contó con la presencia del coro de niños Tava Miri, que dirige Germán Acosta.
La propuesta se enmarcó en el mes de la Diversidad Cultural, y se relaciona con la proximidad a la conmemoración de los 40 años de la Declaración de los Complejos Jesuíticos como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
La visita se gestionó a partir de la Secretaría de Estado de Cultura, con el apoyo de los Ministerios de Turismo, Derechos Humanos y Ecología, la Secretaría de Energía, el Instituto Misionero de la Biodiversidad -Imibio-, los municipios de Santa Ana y San Ignacio y Gendarmería Nacional. Además, se hizo en el marco de una articulación saludable con el sector privado, las funciones cuentan con el apoyo de las empresas Crucero del Norte, Banco Macro, Club del Río, Petri, y Sancor Lovelli & Roullet.
Clase magistral a través del sonido
La puesta en escena que ofrece OIANT es una experiencia de características profundas y singulares, en la que artistas que a su vez son investigadores formados académicamente, llevan adelante un conmovedor rescate sonoro, visual e incluso espiritual de diversas culturas ancestrales del continente americano.
Con un peso cercano a los mil kilos en total, los instrumentos (percutivos, de viento, etc) creados por los propios integrantes de la Orquesta en base a sus indagaciones científicas, constituyen el núcleo sensorial que dinamiza el espectáculo. Se trata de piezas que en sus versiones originales eran utilizadas por diferentes culturas precolombinas en distintos rituales e incluso en instancias bélicas.
Muchos de estos instrumentos, al ser ejecutados con la sapiencia de sus creadores, captan con asombrosa precisión vibraciones propias de la naturaleza, y evidencian al mismo tiempo, la amplitud del conocimiento de estas culturas en materia de construcción y de los usos musicales de ciertos materiales, incluyendo el agua.
Alejandro Iglesias Rossi, director de la Orquesta, fue el encargado de presentar y explicar al público diferentes aspectos de la propuesta, haciendo del espectáculo también una clase magistral. “Esta orquesta fue fundada como un espacio de reflexión sobre lo que significa ser artista en América Latina. A través de la revalorización de instrumentos nativos”.
La presentación dio inicio con la obra denominada “Consejo de los Siete Fuegos”, pieza de la musicóloga y directora escénica de la OIANT, Susana Ferreres, ausente en este viaje a la provincia. La pieza fue interpretada en simultáneo a la exhibición de máscaras autóctonas, que acompañaron visualmente el mensaje. Posteriormente, una obra del compositor chileno Carlos Zamora, evocó el mundo de los sikus y la rítmica del altiplano andino. En cada interpretación, los músicos ofrecieron una ventana a la riqueza cultural de América.
Cabe destacar que los ejecutantes de la Orquesta se forman en la Licenciatura en Música Autóctona, Clásica y Popular de América y en la Maestría en Creación Musical, ambas dirigidas por Iglesias Rossi en la Universidad Nacional de Tres de Febrero. En estas carreras, aprenden no solo a tocar, sino a construir y componer para estos instrumentos, creando así un ciclo completo de aprendizaje. Este enfoque no sólo revaloriza los instrumentos, sino que también fomenta una identidad artística propia y promueve el uso de estos instrumentos muchas veces marginados frente a las tradiciones europeas.
Las presentaciones incluyeron una muestra explicativa sobre los instrumentos que simbolizan diferentes tradiciones y ritos. Desde vasijas silbadoras incas (que emiten sonidos de agua y lágrimas), llamadores de pájaros (que evocan el espíritu de la naturaleza y la conexión con lo espiritual) y otros elementos conectados ancestralmente a diversas celebraciones, la muestra expuso el compromiso de la orquesta en redescubrir y dar vida a un patrimonio sonoro extraordinario.
Agradecimientos y visita a la comunidad
“Todavía estoy en shock. Es un espectáculo de una potencia arrolladora, pero a la vez te hace reflexionar y aprender un montón. Este tipo de proyectos que además son valorados en todo el mundo, nacen en el ámbito de la universidad pública que tanto nos enorgullece” señaló Antonia (67), presente en primera fila en Santa Ana.
“Ayer lo vi en Santa Ana y hoy quise regresar a verlos. Es una experiencia muy conmovedora, no me la quería perder”, dijo Marta, sentada en su silleta en el patio del conjunto jesuítico. Como ella, mucha gente se movilizó desde distintas localidades para apreciar este atípico concierto.
El final fue con un carnavalito y la invitación a bailar a todo aquel que quisiera sumarse.
“Agradecemos a Joselo Schuap, quien movió cielo y tierra para que esto pueda ocurrir”, destacó el director Rossi, invitando al escenario al secretario de Estado de Cultura. También brindó su saludo Eliseo Chamorro, subsecretario de Revalorización Cultural de la Provincia, quien hoy será anfitrión de la visita de OIANT a la comunidad Ka’aguy Poty, en el valle del Cuña Pirú. Será la forma de culminar la gira misionera, en un intercambio virtuoso de saberes y vivencias con integrantes del pueblo mbyá guaraní