Una vez más, Posadas se sumó a la cartografía de cientos de ciudades que en 190 países del mundo celebran el Día Internacional del Jazz, conmemoración anual promovida por la UNESCO desde el año 2011. En esta ocasión, el encuentro musical tuvo como epicentro el Centro Cultural Cidade, ubicado en la tradicional esquina de Belgrano y General Paz.
Mientras en la siempre impecable Sala Horacio Quiroga sucedieron los shows de los cuatro conjuntos que animaron esta edición, en el “barcito del Cidade”, el público pudo disfrutar del encuentro social que caracteriza y forma parte de un ritual que busca poner en valor un género musical en constante evolución.
En palabras de Diego Bergara, músico e importante impulsor del evento en la capital misionera: “lo que más evolucionó en estos años de Jazz Day fue el público”.
Nuevamente en el rol de “maestro de ceremonia”, el comunicador social y difusor de jazz, Marcos Magaz, brindó la bienvenida a la concurrencia (que colmó las butacas y sus alrededores) y no dejó pasar la ocasión para destacar la importancia de poder lleva adelante la jornada “en momentos en que la Cultura está siendo fuertemente golpeada”, comentario que despertó el primer retorno de aplausos de la velada.
Provenientes de la norteña localidad de Puerto Libertad, el Trío Silvestre encendió el primer destello musical de la noche. Un comienzo infalible, de la mano de una versión jazzera de “Lapacho” (Ramón Ayala), aportó pistas suficientes para aquellos que tenían ante sus ojos y oídos por primera vez a este tridente debutante en el Jazz Day. Batería, guitarra y contrabajo, al servicio de una propuesta que enraiza en ciertos ritmos autóctonos y transfronterizos, atravesados por el jazz rock y el sonido latinoamericano.
El estilo, sostenido por el virtuosismo individual, se enfoca explícitamente, como advirtió el guitarrista Mariano Cepeda, en dar cuenta de la experiencia de “habitar el Litoral”.
Así, la banda mostró composiciones propias, como “Luna llena”, y regaló una perla absoluta en personalísima faceta instrumental: “Sin saber porqué”, guarania de Ben Molar y Florentín Giménez, grabada por Mercedes Sosa en la década del sesenta.
En segundo lugar, el conjunto Red Land Jazz, representante de la nueva camada de músicos jazzeros de la provincia, arrancó con una improvisación entre el guitarrista Juan Snihur y el baterista Guido Gatti. “Si fueran chamameceros harían jazz maceta” definió el presentador, aludiendo al tinte clásico que la banda le imprime a su identidad.
De a uno, se fueron incorporando el bajista Matías Chamorro y el tecladista Juan Luque, subiéndole la intensidad a un show que llegaría a su punto de ebullición con la entrada de la cantante Itzel Rojas, cuya voz es en sí misma un homenaje al género. “Lullaby of Birdland”, canción compuesta por George Shearing y popularizada, entre otras artistas por la inmortal Ella Fitzgerald en los cincuenta, fue una de las piezas interpretadas. Para el cierre, la participación de Diego Bergara en contrabajo coronó una presentación exquisita de los Red Land.
Mención especial, merece la labor del equipo técnico del Centro Cultural Cidade y el aporte de la Secretaría de Estado de Cultura, garantizando lo necesario para minimizar los tiempos de espera entre banda y banda; además del sonido y las visuales de escenario.
Con Unus Mundus llegaron los vientos. Marcelo Bustamante (saxo alto), “Pali” Alvarez (saxo soprano ) y Julián Texeira (trompeta), apenas tres de los siete integrantes del conjunto, traccionan el motor sonoro de una banda que llegó al Jazz Day en pleno ajetreo de presentación de su primer disco, cuyos temas fueron el eje de este concierto. “Tortuga veloz”, Candombe para Juan” y “Bailando con el escarabajo” (con la especial presencia de Marcelo Pérez en melódica), se inscribieron en el repertorio de la agrupación que completan el tecladista Gonzalo Bobadilla, el baterista Marcelo Móttola, la viola de “Guille” O’ Connor y el bajo de Diego Velázquez.
El cierre de la edición estuvo a cargo del ahora “ex dúo” Jugo de Tigre. “Decidimos abrir la pareja” confesó el tecladista Leandro Yahni, fundador del grupo junto al baterista Darío Vega, para presentar a Diego Bergara como tercero en concordia a cargo del bajo eléctrico.
Haciendo gala de varias piezas de su último disco, Jugo de Tigre detonó el Jazz Day con su estilo indomable, enriquecido esta vez por la perfomance de la artista de hip hop, trap y reggae, Lin Sista.
De esta manera, llegaba a su fin la fiesta que a nivel internacional rescata al jazz como “una forma de arte que es ejemplo de promoción de la paz, el diálogo entre culturas, la diversidad y el respeto por los derechos humanos y la dignidad humana, contribuyendo a la erradicación de la discriminación, la promoción de la libertad de expresión, el fomento de la igualdad de sexos y el refuerzo del papel de la juventud en el cambio de la sociedad” según la UNESCO.
Así mismo, esta edición, volvió a confirmar el buen estado de salud del estilo en nuestro pago chico, custodiado, abrazado y expandido por un bastidor intergeneracional de artistas, que tejen sobre la urdimbre del tradicional género nacido en Estados Unidos, su propia trama sonora, con los hilos de nuestras músicas.
Quizás por eso, la fidelidad del público permanece intacta, aún en tiempos difíciles.