Inclusión, intercambio, solidaridad y mucho trabajo colectivo, son algunos de los valores que se pusieron en evidencia en la instancia final de los Juegos Culturales Evita en Mar del Plata. Allí, la delegación misionera de jóvenes vivió experiencias que serán un recuerdo imborrable en sus vidas, desde conocer el mar hasta compartir escenario con grandes artistas.
Del 23 al 29 de agosto, la delegación misionera de los Juegos Culturales Evita cumplió con la instancia final de este programa nacional, coordinada desde la Subsecretaría de Fomento y Regiones Culturales del Ministerio de Cultura de la Provincia, a cargo de María Laura Lagable. En efecto, los ganadores de la instancia provincial en las categorías sub 15 y sub 18 en distintas disciplinas artísticas asistieron a una semana de talleres, capacitaciones y muestras compartidas. “Fue una experiencia maravillosa”, coincidieron los jóvenes entrevistados, al referirse a las intensas jornadas vividas en la ciudad turística.
“Para empezar, el 90 por ciento de los chicos que llevamos no conocían el mar. Eso nomás ya es un hecho inolvidable en la vida de cualquiera”, dijo Lucía Mikitiuk, directora zonal por la región Capital y coordinadora de la delegación. “Pero, además, tuvimos un hermoso viaje, donde primó el respeto entre todos. Y estoy segura de que nuestros jóvenes vuelven con herramientas para seguir avanzando y creciendo cada uno en la disciplina que eligió. Creo que en todas las actividades se pudo mostrar la riqueza cultural de toda la Argentina. Los chicos tuvieron posibilidad de intercambiar y compartir a través de una organización federal. Para todos fue muy fuerte”, expresó Mikitiuk, quien estuvo secundada por los otros directores zonales de Cultura: Lorena Aguilar, Florencia Monjes y Fausto Rizzani, y algunos docentes. “Fue una linda corrida cada día, con talleres a la mañana y a la tarde, muestras y peñas a la noche. Nos organizamos para que siempre haya algún adulto acompañando a los chicos. Y todo salió más que bien”, afirmaron.
Como es sabido, la instancia nacional de los Juegos Culturales no es competitiva, sino que apunta a que los jóvenes compartan talleres y muestras con otros jóvenes del país que hayan desarrollado la misma afición.
La delegación partió desde la terminal de Crucero del Norte, donde fueron a despedirlos Ricardo Wellbach, ministro Coordinador de Gabinete; Joselo Schuap, ministro de Cultura y Javier Acuña, gerente de la empresa de transporte Crucero del Norte.
Anécdotas y experiencias
“Fue una de mis experiencias más lindas” dijo Catherine Anahir Rivero, que concurso en la categoría Canto Solista sub 15, de Bonpland. “Además de los talleres, una de las cosas que más me gustaron fue la oportunidad de aprender un poco de la cultura de cada una de las provincias. Conocer gente nueva, que me dio la oportunidad de apreciar el arte en sus distintos puntos de vista”.
“Una experiencia increíble. Aprendí un montón en los talleres, en el intercambio de charlas. Y a través de las obras de otros grupos pude conocer otras culturas, sus creencias en general”, dijo Joaquín Scholler, de Puerto Esperanza, que participó en la disciplina la disciplina Teatro.
“Todos los días estaban llenos de arte, todo el día tomábamos cursos, aprendimos muchas cosas. Hicimos nuevos amigos, sobre todo de Tucumán”, contó Valentina Siegel de Posadas, quien asistió junto a su pareja de Danza sub 18 Lautaro Joel Rivas. “Fue una experiencia maravillosa para ambos, la volveríamos a vivir una y mil veces. Bailamos en la peatonal y detrás del escenario mayor, haciendo una ronda enorme con chicos de deporte o en sillas de ruedas. Fue muy lindo compartir la danza de esa manera. Nos cansamos, porque no se paraba en ningún momento, pero no se nos iba la sonrisa de la cara”.
“Es hermoso que el Estado se ocupe y preocupe de las manifestaciones culturales”, dijo José María Álvarez, de Posadas, quien fue por Poesía sub 18. “Quiero agradecer a las profesoras que me incitaron a participar, porque yo no conocía de esto: Alejandra Martínez y Patricia Martínez Segovia. Ojalá más chicos se animen a participar. Aprendí un montón de cosas”.
“Fue una semana única. Compartimos con chicos de nuestra edad, pudimos conocer su cultura, la diversidad de cada una de sus provincias”, dijo Pablo Monges, quien con Fernando Bazyluk (piano) y Nicol Mazzoletti (voz) fueron desde Oberá por la disciplina Conjunto Musical. “Antes de viajar el ministro Joselo Schuap nos habló y dejó su entusiasmo para representar a la provincia, y creo que así lo hicimos. Estoy seguro que los lazos que construí con otras personas, en algún futuro me servirán para seguir creciendo y difundiendo nuestra música”.
Por las noches, el grupo misionero hizo peñas en el hall del hotel, en las que cada uno compartía sus talentos. Este es uno de los momentos más ponderados por los chicos, por “el cariño y la amistad que se generó entre nosotros”, dijo Joaquín. “Esa semana se nos generó una sensación de familia. Estoy súper agradecido de que existan estos espacios y con los coordinadores”.
El último día la delegación repartió plantines de yerba mate y paquetes de yerba en la peatonal. “Al principio nadie quería, porque creían que tenían que pagar. Entonces empezamos a cantar, bailar y a hacer teatro, y así se fue que la gente se aceró y vivimos un momento hermoso”. “Es un momento que voy a recordar con mucho cariño”, dijeron.
Actos y espectáculos
La apertura oficial de los Juegos Nacionales Evita se realizó el lunes 23 en la inmensa plaza Almirante Brown, con la presencia de delegaciones deportivas y culturales de todas las provincias. Para dar la bienvenida a los miles de jóvenes de 12 a 18 años de todo el país, allí estuvieron el presidente Alberto Fernández, el ministro de Cultura Tristán Bauer, el ministro de Turismo y Deportes, Matías Lammens, y la ministra de Desarrollo Social Victoria Tolosa Paz, entre otros. Luego del acto protocolar, en la apertura actuaron El Choque Urbano y el joven músico RusherKing, que fue recibido con una ovación por la multitud allí reunida. El viernes 28 el cierre fue de la mano de Milo Moya, Shitstem y Los Eternos.
“Los chicos estuvieron en grandes teatros de la ciudad, como el Espacio Cultural Unzué o el Teatro Auditórium, conocieron a artistas consagrados y luego, en esos mismos escenarios, ellos pudieron mostrar su propia producción en las puestas en común que se fueron armando entre todas las provincias. Los profesores a cargo de los talleres tenían una calidad personal increíble para tratar a cada uno de los chicos. Creo que a todos los transformó”, finalizó Mikitiuk.