El notable acordeonista se presentará este domingo en el Anfiteatro Manuel Antonio Ramírez. Con 83 años y plena vigencia artística, reconoce la fortuna de haber aprendido de músicos de la talla de Isaco Abitbol, Ariel Ramírez y Astor Piazzolla. Entradas en venta en plazas San Martín y 9 de Julio (de 10 a 12 y 18 a 20 Hs.), comprasmisiones.com y mañana domingo en boletería del Anfiteatro. Se pedirá Pase Sanitario a los mayores de 13 años.
En el extenso itinerario de ciudades transitadas -y habitadas- por Raúl Barboza, Posadas constituye, según sus propias palabras, un lugar especial. “Fue en Posadas dónde siendo muy joven comencé a grabar mi música, recomendado por el maestro Ariel Ramírez. Guardo un cariño enorme en mi cabeza y mi espíritu por Posadas”, afirma el acordeonista que este domingo estará de regreso a un escenario posadeño, tras años de ausencia obligada. Será nada menos que en el Anfiteatro Manuel Antonio Ramírez y en el marco de un festival organizado por la Secretaría de Estado de Cultura de la Provincia junto a la Municipalidad de Posadas, el Parque del Conocimiento y la Asociación Misionera de Difusores de Folklore, con el propósito de recaudar fondos para colaborar con las delegaciones artísticas que este verano representarán a la provincia en distintos festivales del país.
“Recuerdo también las muchas veces que me encontré con Isaco (Abitbol), allí detrás de la vieja terminal de ómnibus, donde vivía un amigo suyo, Pololo Silva; ese hombre tenía un conocimiento, una ternura, era un sabio. Fue un maestro, con solo mirar enseñaba. Si uno es receptivo y tiene el corazón abierto, personas como Isaco son un pozo de sabiduría” evoca Barboza, trayendo a colación su vínculo artístico con “El Patriarca del Chamamé”, uno de los tantos guías y maestros que reconoce en el amplio sendero musical que recorre hace más de setenta años.
“Nunca quise imitar a ninguno de mis maestros”
“Yo comencé a tocar a los 8 años, y a los 12 grabé un tema junto a Los Irupé, si recuerdo bien. El guitarrista era Ramón Ayala, que tenía unos 22 años. Grabé ‘La torcaza’, un chamamé cuya autoría pertenece a mi papá. Todos estaban con partituras y yo era el único que no leía música. Esa fue mi primera experiencia en grabación. Aprendí al estar al lado de personas como Pedro Sasso, Damasio Esquivel, Cocomarola, Isaco, (Ernesto) Montiel, entre muchos otros” asegura Barboza, para quien todas estas influencias fueron fraguando un estilo propio que, con el tiempo, lo llevaría a ser uno de los músicos argentinos con mayor reconocimiento internacional.
“En mi caso, lo que ocurrió es que yo extraje lo que más me gustaba de cada uno de esos artistas, y metí eso dentro de mi espíritu. Nunca quise imitar a ninguno de mis maestros, simplemente bebí de esa sabiduría y con esos conocimientos fui creando nueva música, sonidos propios” cuenta el acordeonista.
Esta senda de aprendizaje continuo y búsqueda de la identidad artística propia, se vio fuertemente fortalecida a partir de los numerosos viajes al exterior que le tocó vivenciar también desde la juventud. “En esos viajes, el encuentro con otros artistas como Mercedes Sosa, Ramona Galarza, Jorge Cafrune, Los Chalchaleros y muchos más, me enriquecieron y me ayudaron a descifrar los ritmos.”
“Piazzolla amaba el chamamé”
La hoja de ruta de aquellas travesías por otros países comenzó en el sur del Brasil (donde su forma de tocar marcó a las jóvenes generaciones de acordeonistas), y se extendería con el correr de los años, por diferentes países como Japón, Unión Soviética y varios destinos más, hasta llegar a Francia, donde decidió radicarse, en 1987. En este punto de la historia, se torna relevante en la vida de Barboza la figura de Astor Piazzolla, considerado uno de los artistas musicales más relevantes del siglo XX. Cuenta Barboza: “yo no tenía trabajo, no hablaba francés, nada. Pero Ariel Ramírez, me había dicho que llamara a Astor. Cuando lo conocí, lo primero que recuerdo es que me hizo una broma. Nos hicimos amigos muy pronto. Astor fue quien me abrió las puertas de Europa. Yo quería tocar chamamé en Francia y él me dio el empuje para hacerlo. Piazzolla amaba el chamamé”.
Lo ocurrido con posteridad a su radicación en Francia es bastante conocido: discos, giras, premios y la consagración musical en el Viejo Continente. Esta sólida carrera – que según cuenta Barboza comenzó “dando pataditas dentro del vientre de mi madre cada vez que alguien tocaba un chamamé en casa” –hoy lo encuentra vigente a sus 83 años y “ávido de reencontrarse con el público misionero”. Seguramente se trata de un sentimiento recíproco, que el público tendrá la oportunidad de demostrar este domingo a partir de las 18.30 en el mítico anfiteatro posadeño.
Entradas
Las entradas para el festival se pueden conseguir hoy sábado de 10 a 12 en plazas San Martín y 9 de Julio (de 10 a 12 y 18 a 20 Hs.) o el domingo en la boletería del anfiteatro; y de manera virtual a través de la página https://comprasmisiones.com.ar. El inicio del festival será las 18.30, con la actuación de de la Escuela Superior de Danza de la Provincia de Misiones, Milán y Darío Cardozo, Paola Leguizamón y Gustavo Escobar presentando «Malambo Veterano». El cierre estará a cargo de Raúl Barboza. Se pedirá Pase Sanitario a los mayores de 13 años.