El reconocido luthier santafesino Marcelo Luis Bisang, creador, entre otros, de los cajones utilizados por Marcos Villalba, percusionista del Chango Spasiuk, compartirá su experiencia con músicos y luthieres este sábado,a partir de las 9 hs. en el Galpón de la Murga de la Estación. Además, se presentará el primer cajón peruano desarrollado por el Ministerio de Cultura, fabricado con maderas misioneras y con diseño de Cacho Bernal.
“Maderas que suenan” es el lema con el que Marcelo Luis Bisang viene desarrollando su trabajo hace muchos años, en la localidad de Humboldt, provincia de Santa Fe. En efecto, este santafesino llevó su amor por la madera a la concreción de MLB, su marca de instrumentos de percusión, sobre todo cajones peruanos y cajas africanas que, sin buscarlo, comenzaron a ser recomendadas entre artistas de primer nivel.
Una charla y algo más…
Bisang aprovechará su paso por Misiones para compartir sus conocimientos y la experiencia que le dio trabajar con músicos de renombre internacional. Asimismo, conocerá de cerca el proyecto de diseño y fabricación de instrumentos realizados por manos misioneras y con maderas de nuestra provincia, como el cajón peruano diseñado por Cacho Bernal y fabricado por el luthier local Martín Duarte. “Un diseño de Cacho Bernal que por un lado es un cajón tradicional, pero que del otro está desarrolaldo para la sonoridad del gualambao y demás ritmos regionales”, según explicó, a la vez que resaltó la calidad de las maderas de nuestra provincia, siendo el cedro misionero una materia prima de excelencia y reconocida por luthieres de todo el país.
La charla “Maderas que suenan” es abierta y gratuita, el sábado 21 de agosto, a partir de las 9 hs. en el galpón de “La Murga de la Estación”, calle Pedro Méndez 171.
Una proyección que nunca imaginó
Desde su lugar en el mundo, un pequeño taller a 40 km de ciudad de Santa Fe, Bisang trabaja con músicos de todo el país, como ser Fernando Solís, percusionista de los Hermanos Núñez, con Chacho Ruiz Guiñazú, Colo Belmonte y muchos más. Todo se inició casi por casualidad, en el año 2003.
Si le preguntan a Bisang cuándo empezó su pasión por la madera, se remonta a su infancia, a un abuelo y un tío carpinteros. A jugar en la carpintería del pequeño pueblo de Humboldt, oler maderas y hacerse sus propios juguetes. “La madera me fascina, de eso puedo hablar horas”, asegura. En esas búsquedas de madera, hasta hace poco venía regularmente a Misiones a comprar maderas a Puerto Esperanza. “Para conocer hay que ir a las bases”, asegura.
Por supuesto, tuvo y tiene carpintería, donde se dedicó a hacer muebles y tirantes… A la par que es empleado del banco Nación. De lunes a viernes, de 7 a 15 trabaja en la localidad de Esperanza, a 15 km de su casa. Después de almorzar, entra a su taller. Pero su historia sencilla da un giro formidable en el año 2003…
“Tenía un amigo músico que me pedía que le haga cosas sonoras, y me exigía: que suene así, que suene asá. Yo buscaba darle el gusto”. Ese amigo actuó en el Festival de Cosquín del 2003, donde se cruzó con el Chango Spaciuk, que le preguntó quién le había hecho esos instrumentos. Chango justo andaba queriendo volver al ‘sonido original’, poner más maderas en su banda e ir reemplazando la batería.
Y así comenzó todo. Chango lo llamó y comenzó a pedir cosas y el carpintero devenido luthier se fue ingeniando en la forma de hacerlas. “Yo no soy músico, pero me guío por mi oído y sé cómo hacer que algo suene de tal o cual manera”, asegura. Así, sin buscarlo, Bisang comenzó a ser reconocido y solicitado por músicos de distintos lugares e incluso de otros países. “Yo hago instrumentos personalizados. Me gusta conocer al interesado, porque en función de eso trabajo”. Si bien Bisang se formó con prueba y error, reconoce que aprendió mucho del ingeniero Amílcar Gilbert, sonidista de Chango y profesor de la UBA.
Hoy se especializa en cajas peruanas. “Descubrí que como el cedro misionero no hay para hacer instrumentos. Probé muchas maderas, y cedro brasilero y paraguayo. Pero como el de Misiones no hay”, asegura.